Genaro Manoblanca era negro y alto como un bohío. De su abuelo supo la historia del violinista de Luxemburgo y desde entonces quiso ser músico. Tras varios ensayos fallidos, construyó un instrumento tan bonito y sonoro como el agua, al que llamó “marimba”. Este es el origen de la leyenda de uno de los músicos más talentosos que la selva vio nacer.
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